El I Congreso Internacional de Periodistas Gastronómicos cerró la sesión con un intenso debate sobre el papel y la credibilidad de los «nuevos» prescriptores gastronómicos frente a la comunicación clásica.

Que el mundo ha cambiado desde la aparición de las redes sociales no es un secreto para nadie. Y que desde entonces todo (y todos) estamos sometidos a una continua evaluación tampoco debiera sorprender a ningún lector. Bajo esa premisa, incuestionable, el mundo de la gastronomía se debate entre aceptar, o no, a los «nuevos» prescriptores como animales de compañía crítica. Un buen rato estuvieron dándole vuelta a eso, y a otras muchas cosas todas ellas de máximo interés, los expertos nacionales e internacionales convocados al I Congreso de Periodismo Gastronómico celebrado este viernes en el Teatro de La Villa de Teguise. Un enorme acierto, digámoslo, del área de Turismo y Promoción Económica del Cabildo de Lanzarote que dirige Ángel Vázquez, y que sirvió de pórtico al Festival Enogastronómico Saborea Lanzarote que se inicia hoy en la antigua Capital de la isla.

El encuentro, pionero en su ámbito, fue diseñado con el objetivo de conceptualizar y dar claves de futuro para el emergente turismo gastronómico, y  al mismo asistieron periodistas como Eleonora Cozzella,  destacada crítica gastronómica de Italia, Mattias Kroon (Francia y Suecia), Eva Maria Hilke (Alemania), Benjamín Lana (Grupo Vocento) o Alberto Luchini (El Mundo), chefs como Paco Pérez y expertos como Fernando Gallardo o Toni Massanés. El SubDirector General de la Secretaría de Estado de Turismo, Rubén López y el gerente de Saborea España, Lluís Pujol también figuraron entre los presentes.

En la clausura oficial del Congreso, el consejero Ángel Vázquez, agradeció a todos los asistentes la calidad e intensidad de los debates de los que, dijo, había tomado buena nota para seguir perseverando en la idea de potenciar Lanzarote como un destino de turismo gastronómico. Y para ello todo suma. El periodismo clásico, serio, fiable, riguroso…pero también esos nuevos prescriptores que surgen como setas y que han digitalizado el boca a boca de toda la vida. Y que, en ocasiones, es igual de serio, fiable y riguroso que quién ejerce la comunicación como la hemos conocido hasta ahora.