Como al púgil al que le acaban de caer una sucesión de ganchos y directos, productores, distribuidores, restauradores, chef y cuantos agentes intervienen en el amplio y a veces complejo sector gastronómico, está tambaleándose en la lona de cada una de las ocho islas canarias. Y, como tal, trata de agarrare a las cuerdas con ambas manos y toda la fuerza que les queda.
En este caso una de las sogas a las que asirse la han hallado con la creación de un grupo de whatsapp, mutidisciplinar, en el que también han incluido a periodistas especializados en el sector. Se trata de hacer un diagnóstico de la situación. Un levantarse de la lona para, ya en pie, ponerse a pensar en cómo salir de una situación complicada.
Porque, en efecto, la crisis sanitaria global en la que estamos inmersos, les ha dejado a cero: hoteles y restaurantes cerrados, chefs en el paro, distribuidores con canales cortados y productores sin la amplia clientela de hace, sólo y aunque parezca un mundo, mes y medio. ¿Qué hacer ante esta situación? Lo primero es superar el vértigo inicial. Y a eso ayuda esa unión generada en el chat y que ya se ha visto posteriormente reflejada en una videocharla inicial en la que participaron decena y media de actores del sector. Y lo segundo: actuar. El problema es cómo hacerlo.
El residente, nuevo objetivo
El sector es consciente de que, por un buen tiempito, tendrá que apoyarse en el residente. De entrada, por tanto, el universo ha cambiado por completo. Toca reinventarse. Y eso pasa también por hacerse visibles porque en tiempos de vacas gordas, o de vacas, simplemente, en muchos casos era absolutamente innecesario salir a la superficie para vaciar almacenes: abrías por la mañana y cuadrabas a fin de mes. El turismo es así.
De repente, los productores quieren vías de distribución, los distribuidores gente a quien distribuir, y, bastante más allá, los restaurantes y hoteles querrán clientes a quienes servir. Y todo eso se irá dando, pero de momento el sector está con la rodilla hincada en la lona y la cabeza gacha.
¿Oyeron ustedes alguna vez a representantes institucionales referirse como “fundamental” al sector de la gastronomía en cuanto tocaba promocionar el destino? Pues es hora de ver cuán fundamentales somos. Ayuntamientos, cabildos y el propio Gobierno de Canarias han de estar ahí. Porque somos fundamentales, que lo dijeron ellos, y porque además de producir, distribuir y cocinar cosas muy ricas, somos economía, empresas, tejido industrial…
El sector es consciente de que los esfuerzos individuales no van a ninguna parte
Algunas patronales ya han empezado a moverse y reclaman de las agencias tributarias municipales o insulares que no les pasen el recibo de la basura, porque no generan, ni la ocupación de espacio público por terrazas, porque no las ocupan, ni el IBI de un local que la Ley obliga a tener cerrado… Y que se contemplen los recursos que se tengan que contemplar para que el “nuevo” cliente que queda -el residente canario- sepa de la existencia de tanta gente con tantos productos: guías sectoriales, plataformas de consulta o venta online, campañas promocionales en medios y cuantas iniciativas puedan darse encaminadas a la visibilidad de la que hablábamos antes.
Y, paralelamente, los distintos agentes del sector creando sinergias y prestando el hombro al de al lado que, a su vez, te echa una mano a ti. Hay mucha tarea por delante, muchos frentes abiertos, fleje de ideas sueltas que hay que ir tejiendo para que formen malla. Por ello es más que saludable la iniciativa de poner en contacto a decenas de actores gastronómicos entre sí porque si la unión hace la fuerza, en este caso concreto más que nunca los esfuerzos individuales no van a ninguna parte. Mucho ánimo.