El prestigioso fabricante austríaco Riedel exhibe en Lanzarote las diferencias de cata de un mismo vino según se beba en un recipiente u otro.
El restaurante Lilium, en la Marina de Lanzarote, el puerto deportivo de la Capital de la isla, trabaja con copas Riedel. Igual que mima el producto local, quiere que el cliente perciba el vino que elija, en todas sus cualidades. Y para ello la copa es fundamental.
En un acto pensado para una quincena de profesionales de la hostelería de la isla, la empresa grancanaria de Mario Reyes, Vinófilos, que distribuye para Canarias la marca Riedel, organizó una experiencia en la que se daban a catar tres vinos en siete copas distintas. El objetivo era conseguir que el cliente medio, que no tiene por qué ser un catador ni siquiera iniciado, supiera apreciar las diferencias de tomar un mismo vino en una copa u otra. Y créanme que se nota.
La experiencia fue conducida por Jordi Segura, de Euroselecció, importador para España. El especialista explicó que para ellos el diseño no es tan importante como el objetivo de que se aprecie el vino en su amplitud. «Es el último paso entre el enorme esfuerzo de quien cultiva la uva y de quien luego elabora el vino hacia el que lo consume», dijo Segura, y, visto así, resulta una pena que tantísimo trabajo se tire por la borda al no saber extraer todas las propiedades del producto.
Una copa para cada tipo de uva
Y a eso se dedica Riedel. Hay muchos recipientes para vino blanco, y otros muchos para tinto. Pero no todos sirven para todo. En la experiencia se dio a probar un Huno White de Pago Los Balancines, de la DO del Guadiana. Un 100% Chardonnay. Un blanco muy interesante que no se debe servir en cualquier copa de blancos. Para la uva Chardonnay, Riedel ha diseñado un recipiente específico. Y la diferencia se nota.
Igual ocurrió en con un Itsamendi Eklipse (Pinot Noir y Hondarrabi Beltza), de la DO Txacolí de Bizkaia y, sobretodo, con un Burdeos Chateau Thieuley Rouge elaborado a partir de Merlot y Cabernet Sauvignon.
La marca austríaca Riedel es conocida desde hace siglos por fabricar cristal de extraordinaria calidad en copas, vasos y decantadores elaborados artesanalmente. Pero además, la principal característica que distingue a esta marca respecto de cualquier otra es el enorme trabajo de investigación en el diseño que han llevado a cabo para lograr la mejor experiencia posible en la cata de vinos según la variedad de uva con la que estén elaborados.
La única pega es que Riedel todavía no tiene un copa para la Malvasía Volcánica. Pero todo se andará.