SaboreaSaborea

El VIII Festival Enogastronómico Saborea Lanzarote celebrado el último fin de semana de noviembre en La Villa de Teguise ha sido el mejor de la historia.

Saborea

Todo es subjetivo y nada queda libre de ser evaluado, mucho menos en estos tiempos de redes sociales que aguardan, con ansia, que alguien las alimente de críticas. Así que dejaremos claro que esta es nuestra opinión: el VIII Festival Enogastronómico Saborea Lanzarote ha sido, a  juicio de comerenlanzarote.com, el mejor de cuantos se han celebrado hasta el momento. No ha sido perfecto, como es natural, y queda mucho margen de mejora. Pero la experiencia parece indicar que se está en el camino correcto.

De un evento de estas características se pueden esperar básicamente dos cosas: calidad y variedad. En todo: en las ponencias que se ofrecen, en los expositores, en las degustaciones que ofertan los expositores y en el entorno que han de compartir miles de personas durante jornada y media. En esta octava edición, el equipo que ahora encabeza Ángel Vázquez, como consejero de Turismo y Promoción Económica del Cabildo de Lanzarote, ha obtenido nota sobresaliente.

Los expositores

Partimos de la premisa de que no están todos los que son y, en algún caso también, no son todos los que están. Por alguna razón este Festival se le sigue resistiendo a muy buenos restaurantes que, trabajando el producto Lanzarote (premisa fundamental para estar ahí) eligen no acudir a la cita. Y de entre los que van, alguno roza la fina línea que separa el cumplimiento de los requisitos. Pero la práctica totalidad de los expositores cumple. Y lo hacen, además, con calidad en sus tapas. Una cuestión que ha sido de lo más elogiado este año. Es verdad que algunas tapas alcanzan ya los 3 ticquets (euros) pero los valen. El problema no es que ahora haya degustaciones a 2 y 3 ticquets. El error fue poner todo a un euro en las primeras ediciones mal acostumbrando así al visitante. Eso quedó ya atrás y ahora, como en todas partes, la calidad se paga. Y el público lo agradece. Cierto es que entre los requisitos está mantener algún bocado a un ticquet, porque hay que pensar en todos los bolsillos. De todos modos no vendría mal que alguien fiscalizara lo que cuesta elaborar la tapa, o lo que sea, y el precio al que se vende.

Las ponencias

El Festival Enogastronómico es también una excelente oportunidad para formarse y aprender. La Casa del Producto Canario constituye un escaparate de lo que ocurre en el Archipiélago; el Aula del Gusto, una oportunidad para profesionales y noveleros avanzados; el Chinijo Chef es la sensación de los más pequeños y el Aula Saborea, que este año ha contado con dos espacios diferenciados, una ventana en  la que lo local se muestra al gran público. Y en paralelo a todo esto, la VIII edición ha incluído eventos como ronqueo de atún o un Congreso Internacional de Periodistas Gastronómicos que debe quedarse en la isla, sí o sí, porque promete ser un foro de reflexión imprescindible para el futuro inmediato.

Junto a ello, la idea de hacer crecer el concepto de Cocina del Atlántico, a modo de Dieta Mediterránea en esta parte del globo, ha de atraer en años venideros a otras cocinas de la región.

Y, por último, las infraestructuras. Hoy el Festival es un lugar más que cómodo. Atrás han quedado las estrecheces por las que, sin embargo, se movían miles de personas fuera como fuese. En esta edición la sensación era de mayor confort. Las carpas contribuyen a atenuar las inclemencias meteorológicas (tanto del frío, como del calor o la lluvia) y los esfuerzos del personal de mantenimiento mantiene a raya la cantidad de residuos que se generan. 

Probablemente queden por pulir algunas cuestiones. Como indicábamos al principio la perfección no se alcanza porque, sencillamente, no existe. Y además es necesario que así sea. Siempre que quede algo por alcanzar, la motivación estará presente. Lo que queda claro es que el Festival Saborea Lanzarote ya forma parte incuestionable del calendario de eventos de prestigio de la isla. Y así debe seguir siendo.